Cibercontrol

Cibercontrol

¿En qué consiste el cibercontrol?, ¿cómo puede afectar a los y las menores?, ¿cómo prevenir y reaccionar ante una situación de cibercontrol? Promovamos relaciones saludables entre adolescentes y jóvenes, también en Internet.

¿Qué es el cibercontrol?

El cibercontrol es un método de violencia que consiste en la manipulación, coacción y control de una persona a otra a través del uso de la tecnología, como los dispositivos móviles, ordenadores, tabletas y diferentes aplicaciones.

Esta problemática puede afectar a adolescentes y jóvenes debido al uso que realizan de las tecnologías en sus relaciones personales y emocionales, pudiendo ocasionar graves consecuencias en la salud mental y emocional de la víctima de estos comportamientos.

El cibercontrol es un problema que se manifiesta en diferentes ámbitos del menor, tanto dentro como fuera de la pareja, aunque está especialmente presente dentro de este último.

Esta práctica puede darse en parejas de adolescentes debido a que en esta etapa del desarrollo del menor las relaciones sentimentales se intensifican y algunas/os jóvenes pueden sentir una gran inseguridad en su relación, lo que los lleva a buscar formas de controlar a su pareja. Además, las y los adolescentes suelen tener una gran presencia en las redes sociales y un uso constante de la tecnología, que aumenta su exposición y también la posibilidad de que se den situaciones de cibercontrol.

Comportamientos de cibercontrol

Los comportamientos más habituales que se identifican con el cibercontrol entre adolescentes y jóvenes incluyen:

  • Controlar los movimientos de la pareja: consiste en preguntar constantemente dónde está y con quién a través de llamadas o mensajes en plataformas de mensajería instantánea y/o redes sociales, incluso exigiendo que le envíe fotos en tiempo real, comparta su ubicación (por ejemplo, a través de WhatsApp o Google Maps), o se conecte por videollamada. También puede estar siguiendo su ubicación de forma inadvertida aprovechando servicios de localización de dispositivos perdidos o robados, o mediante aplicaciones ilegales de rastreo y geolocalización. Además, se puede dar una exigencia irracional de respuesta inmediata, con peticiones reiteradas, chantajes, amenazas y descalificaciones.
  • Vigilar las comunicaciones de la pareja: este comportamiento se manifiesta a través de exigencias de revisión, intentos de espionaje, o la obligación de dar sus contraseñas para acceder a las aplicaciones y dispositivos de la pareja con el fin de controlar sus mensajes de texto, llamadas, correos electrónicos o redes sociales.
  • Supervisar la actividad en línea de la pareja: implica controlar y monitorear el estado en línea de la pareja, como la última vez que se conectó a la red social o si está activo/a y en línea en ese momento. Esto se puede dar también mediante aplicaciones ilegales que rastrean el estado “en línea” de herramientas como WhatsApp. Además, este comportamiento puede ir acompañado de exigencias sobre el tipo de contenido que publica o los contactos que tiene, como los contenidos a los que ha dado ‘Me gusta’, publicaciones compartidas o reenviadas e interacciones con nuevos contactos.
  • Limitar la libertad de la pareja: consiste en decirle a la pareja lo que debe y no debe hacer en Internet, como qué fotos puede compartir en sus publicaciones, y con quién, o exigiendo la eliminación de un usuario de sus redes, etc., limitando de este modo su libertad y capacidad de tomar decisiones.
  • Excluir y/o criticar a la pareja en Internet: implica hacer comentarios negativos sobre la apariencia o el comportamiento de la pareja en Internet o excluirla de ciertos grupos de mensajería o actividades online, como no dejar que participe en juegos en línea con amistades.
  • Exigir el envío de fotos, vídeos o audios, en ocasiones incluso de material íntimo del/la menor (exigencia de prácticas de sexting). En algunas ocasiones estas exigencias se presentan como si fueran una demostración de cariño, o una prueba de confianza de la pareja, aunque esto no sea así.

 

  • En situación

    Rocío, una chica de 15 años, está triste debido a que no puede acudir al cumpleaños de su amigo Adrián porque tiene miedo de su novio Luis con el que lleva saliendo 3 meses. Él está celoso de Adrián, que es amigo de Rocío desde preescolar. Al principio de su relación, Luis estaba muy pendiente del estado en línea de ella, hasta tuvieron una discusión porque quería que Rocío mostrase siempre su estado en línea y ella lo permitió. Desde entonces la situación ha empeorado con las acciones de Luis, quien ahora accede al móvil de Rocío e incluso sabe alguna de sus contraseñas en redes sociales. En su última revisión de las redes sociales de Rocío, Luis encontró una conversación sobre un trabajo de clase entre Rocío y Adrián, cosa que le enfureció muchísimo y prohibió a Rocío hablar con él y acudir a su cumpleaños con la amenaza de romper. Ella no sabe qué hacer, ya que se siente mal y está pensando en finalizar su relación de amistad con Adrián.

  • ¿Cómo puede afectar el cibercontrol a menores?
    • Daño a nivel psicológico y emocional. Con pérdida de autoestima, de autonomía y de la capacidad de decir que no a su pareja o a cualquier otra persona, pudiendo llegar a una pérdida de control sobre sus decisiones diarias y sus actos. Se producen distorsiones sobre lo que es una relación de pareja sana, llevando a confundir estas muestras de control y chantaje emocional con muestras de amor verdadero y pudiendo llegar a derivar en una relación de maltrato.
    • Daño a nivel social. El cibercontrol puede conllevar un distanciamiento y aislamiento de sus círculos más cercanos de confianza y apoyo, como amistades y familia. Se puede dar una reducción en las actividades cotidianas y de tiempo libre.
    • Daño a la imagen y reputación. En los casos en que el/la menor recibe comentarios humillantes e irrespetuosos en sus publicaciones y perfiles de redes sociales. Se puede dar la exposición de algún contenido privado del/la menor o la exigencia de realizar algún tipo de acción, como borrar un contenido compartido libremente.

    Además, asociados a situaciones de cibercontrol pueden darse otro tipo de problemáticas como ciberacoso, exigencias y presiones para el envío de fotos o vídeos íntimos o confidenciales (sexting), o la propia vulneración de la privacidad de la víctima, exigiendo sus contraseñas de acceso, o revisando sus dispositivos y cuentas de mensajería y redes sociales.

 

Prevención del cibercontrol

1. Promueve el desarrollo de habilidades personales y sociales

  • Una autoestima sana, con un autoconcepto fuerte, ayudará al/la menor a detectar aquellos gestos, palabras y manipulaciones que le hagan sentir incómodo/a porque invadan su privacidad y no le permitan comportarse con libertad, sin miedo de “decepcionar” a su pareja. Además, una persona con confianza en sí misma es menos probable que ejerza prácticas de cibercontrol.
  • La empatía, el respeto y la responsabilidad ayudan al/la menor a comprender los sentimientos de la otra persona, aceptar las diferencias, y actuar de forma positiva, evitando desarrollar comportamientos de cibercontrol.
  • La asertividad, siendo capaz de manifestar de forma firme, clara y respetuosa lo que no quiere en su vida y no va a tolerar.
  • Saber decir que no. La adolescencia es una etapa de enormes dudas. Ayudar a los/las menores a reflexionar sobre lo verdaderamente importante para ellos/as potenciará su capacidad de decisión y de decir no.

2. Predica con el ejemplo

en el entorno del menor con relaciones sanas y respetuosas entre los miembros de la unidad familiar.

3. Establece límites claros

Pon límites de horario y uso a ciertos dispositivos, como las herramientas de chat en horario nocturno. Puedes acordar normas de uso utilizando nuestros modelos de pactos familiares.

4. Fomenta una comunicación abierta

Sé accesible para hablar con el/la menor cuando decida o te lo pida. Eso generará una comunicación más fluida y  saludable, lo que potenciará su confianza para contar aquello que le sucede y preocupa. Además promueve un diálogo responsable sobre el uso que hace de las tecnologías.

5. Fomenta relaciones saludables

Conciencia al/la menor en el respeto hacia las otras personas en Internet y fuera de ella, fomenta unas relaciones saludables y hazle ver comportamientos que pudiesen ser perjudiciales, también en el ámbito de las relaciones. Ayúdale a distinguir lo que son verdaderas muestras de afecto y amor de lo que son chantajes emocionales que las otras personas utilizan para conseguir lo que quieren. Ha de quedar claro que el control no es una demostración de afecto.

6. Conciencia en la importancia de la privacidad

Traslada al menor la necesidad de cuidar y salvaguardar su privacidad para evitar que se vuelva en su contra, como fotografías y publicaciones descontroladas, su ubicación, la visibilidad de su estado “en línea”, o información sensible como contraseñas.

¿Cómo reaccionar ante una situación de cibercontrol?

Si el/la menor es víctima de cibercontrol

  1. Escucha lo ocurrido, evita juzgar y muestra comprensión y apoyo incondicional al/la menor para que se sienta arropado/a mientras buscáis una solución a su problema. Refuerza su autoestima y confianza.
  2. Revisa los comportamientos que se han dado. Es importante analizar la situación de cibercontrol de manera objetiva para determinar cuál es el mejor enfoque para abordar el problema. Las víctimas de cibercontrol pueden sentirse responsables de las acciones de su agresor, por lo que es importante hacerle saber que esto no es cierto y que no tienen la culpa de lo que está sucediendo. Además, puede ser un buen pie para revisar posteriormente sus valores y creencias, su forma de pensar respecto a ciertos temas que influyan en su vida emocional presente y futura.
  3. Comprueba el historial de sesiones en sus cuentas, con el fin de cerrar aquellas que pudieran estar activas en otros dispositivos que no pertenezcan al/la menor. Esto puede suceder si inició sesión en dispositivos de uso compartido, dispositivos de otra persona, o si el agresor se hizo con su contraseña.
  4. Cambia las contraseñas en los dispositivos y servicios del/la menor y activa el doble factor de autenticación con el fin de proteger el acceso y retomar el control de las cuentas y dispositivos afectados.
  5. Utiliza las opciones de bloqueo y reporte presentes en las diferentes aplicaciones y redes sociales para la denuncia de usuarios, publicaciones y comentarios inapropiados. Si se ha producido la difusión no consentida de contenidos privados, íntimos, o violentos hacia el/la menor, puedes solicitar su retirada mediante el Canal Prioritario de la AEPD.
  6. Mantén la calma y busca ayuda profesional. En el número de teléfono 017 Tu Ayuda en Ciberseguridad hay un equipo multidisciplinar especializado a nivel técnico, psicosocial y legal, que puede asesorarte en este y otros tipos de incidentes relacionados con la ciberseguridad. En su caso, puedes contar con el número 016, ante situaciones de violencia contra la mujer. Si la situación le está afectando a nivel escolar, o si la otra persona se encuentra en el mismo centro educativo, puedes acudir allí para solicitar ayuda. Y si es preciso, puedes contactar con los servicios sanitarios o sociales.
  7. Notificar a los cuerpos policiales y/o Fiscalía de Menores si la situación de cibercontrol le está afectando gravemente en su día a día, involucra amenazas, acoso u otros comportamientos ilegales. En ese caso, puede ser útil tomar evidencias de los mensajes.

Si el/la menor está ejerciendo cibercontrol

  1. Dialoga con el/la menor, escucha lo ocurrido, sus motivaciones, miedos e inseguridades. Todas las personas cometemos errores, muestra comprensión aunque dejando claro que es un comportamiento que hace daño a la otra persona y le perjudica a sí mismo/a. Refuerza su responsabilidad, autoestima, empatía y respeto.
  2. Revisa los comportamientos que se han dado, para analizarlos y minimizar los efectos negativos. Por ejemplo, valora qué información privada de la otra persona pueda estar en su poder para eliminarla, qué comentarios inadecuados puede haber realizado para retirarlos, etc.
  3. Promueve la responsabilidad y la aceptación de las consecuencias de sus acciones, pidiendo sinceras disculpas ante la víctima, ofreciendo una reparación por el daño causado, y colaborando en su caso con el equipo docente, o las autoridades.
  4. Una vez resuelto el caso, continúa trabajando las pautas preventivas para mejorar sus relaciones sociales y evitar que se vuelva a repetir.

Línea de Ayuda en Ciberseguridad de INCIBE 017

 

 

 

Imagen encuesta de valoración servicios IS4K

Ayúdanos a mejorar

 

Tu opinión es muy importante para nosotros.

 

 

Contenido realizado en el marco de los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, financiado por la Unión Europea (Next Generation).

ETIQUETAS